Baste mi cansancio, baste mi angustia,
y halle al fin mi corazón sosiego,
se apacigüe el tormento de este fuego,
calle mi voz y mi esperanza mustia...
Vuelva a ser quien primitivamente era,
sin agobio, sin ansia, sin despecho;
Torne la alegría, torne la quimera,
vuelva la fe a mi descreído pecho
para que mis pies vayan por su senda
humildemente y bien ligeros
y para que ya no haya mas ataduras.
...Por un instante yo mismo comprenda
que soy humano y eso es lo verdadero,
y lo demás es ficción y locura...
Julio Lazza
