domingo, 14 de junio de 2015

Ella Jane Fitzgerald (Newport News, 25 de abril de 1917 - Beverly Hills, 15 de junio de 1996), conocida como Ella Fitzgerald y apodada Lady Ella y The First Lady of Song (La primera dama de la canción), fue una cantante estadounidense de jazz. No obstante esta condición básica de jazzista, el repertorio musical de Ella Fitzgerald es amplísimo e incluye swing, blues, bossa nova, samba, gospel, calypso, canciones navideñas, pop, etc.

Junto con Billie Holiday y Sarah Vaughan, está considerada como la cantante más importante e influyente de la historia del jazz (y, en general, de la canción melódica popular). Estaba dotada de una voz con un rango vocal de tres octavas, destacando su clara y precisa vocalización y su capacidad de improvisación, sobre todo en el scat, técnica que desarrolló en los años cuarenta y que anunció el surgimiento del bop. En los años cincuenta sentó cátedra con su concepción de la canción melódica, en paralelo a la obra de Frank Sinatra, con sus versiones de los temas de los grandes compositores de la canción popular estadounidense (los songbooks de Duke Ellington, Cole Porter, Johnny Mercer, etc.). El único reparo que se le ha puesto a su talento interpretativo es cierta incapacidad para adaptarse emocionalmente a letras con contenido dramático.

Ganó 13 Premios Grammy, y fue galardonada con la Medalla Nacional de las Artes y la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ella_Fitzgerald

The Ira & George Gershwin Song Book.

MY MAN' s GONE NOW.wmv

viernes, 12 de junio de 2015

sábado, 24 de agosto de 2013

EL LABERINTO


El laberinto*

He llegado a una habitación que no reconozco, no
encuentro en ella ningún rastro que indique que
haya sido habitada por mí ni por ningún otro.
Por este techo encalado, estas cuatro paredes
vacías de inscripciones, de clavos, de rozaduras.
Ninguna ventana. He visto surgir a lo largo de mí
recorrer lento y cuidadoso un sinfín de habitaciones
como ésta, tan vacías como una playa en invierno,
pero sin siquiera esa memoria de botellas vacías y
de caracoles muertos que la playa tiene.
Este vacío de las habitaciones parece ser un va-
cío premeditado, detrás de este vacío hay una intención,
una línea de pensamiento, un arquitecto loco.
Alguien que creó lugares para estar vacíos de hom-
bres, en lugar de casas para ser habitadas por hombres.

-casas de vidrio y de luz, con ruidos y voces,
olor a pan recién hecho y a grandes ollas, casas sin
puertas, abiertas al sol y al aire, a los pájaros-
Pero estos interminables corredores llenos de
piezas sin ventanas nunca pudieron albergar hom-
bres. ¿Quién hubiera podido vivir sin saber si era
día si era de noche si era otoño si era invierno? Re-
cuerdo mi s lecciones de historia, donde se hablaba
De cárceles, siempre cárceles. La historia parecíame,
cuando niño, una enorme sucesión de cárceles. Hú-
medas mazmorras en los castillos feudales, cárceles
de la Inquisición con torturas y oraciones, islas en-
teras hechas de roca y fortalezas inexpugnables.
Quizá esto haya sido una cárcel, una de tantas, con
presos de humillados uniformes, con gente que can-
taba y hacía poesías, con quienes cultivaban la tie-
rra y la sometían.
Pero no detengo más mi búsqueda, sigo tras de
una puerta, de una ventana que no está cegada a
piedra y cal.
Tuve un pergamino roído por ratones y alimañas
que supuse fuere un plano de este lugar. Recorrí el
edificio esperando encontrar las aberturas que en el
papel indicaban puertas o ventanas. Pero todo fue en
vano. O bien el lugar ha sido modificado, o repre-
senta otra construcción.
Descifrar esta intrincada trama de pasadizos y
corredores, habitaciones y puertas, cegadas las
unas, abiertas al vacío las otras, los otros estrechán-
dose hasta alzarse al infinito, descender en com-
plicadas vueltas. Me guía el azar, o una vieja memoria
que ya no me pertenece. ¿Esperará Ariadna por mí,
tercamente del otro lado del laberinto, sin percibir
que le hilo ya no está tenso, que he perdido el ovillo
que me llevaba hacia ella? Aquí estará también el
monstruo que agoniza y espera, cansado de esperarme,
deseando que yo llegue para indicarme la salida
y hablar con alguien, después de tantos siglos de si-
lencio.
Mientras tuve pan, fui dejando en cada habita-
ción visitada una miga, una corteza, para reco-
rrer los mismos lugares, para evitar el caminar en
círculo, peligro de todos los laberintos. Pero no hay
rastro alguno de pan en las piezas que voy descu-
briendo ahora. Tal vez el arquitecto loco, creador de
este edificio sin sentido, se divierte borrando mis
huellas, entrecruzando mis caminos.
El reloj me mira desde la muñeca, ciego y mudo,
ya sin tictac, ya no señalando nada. No hay venta-
na que me muestren el lento avance del sol, esos
pasos de danza que lo llevan al ancho regazo de la
luna, a dormir en ella mientras ella brilla, enjugan-
do con sus largos pálidos dedos de hilandera la fren-
te de ese hijo extenuado y ciego, en esa escena que
se repite desde el principio de las cosas, en esa Pietá
que no es de mármol. No veo los cometas, cabellera
de Bernice, larga y brillante, ni las constelaciones,
ni a Alfa de Centauro, ni Betelgeuse, ni Aldebarán
ni el Carro,
Llego a lo que debió ser la cocina, enormes ollas
oxidadas duermen en los fogones. Hay en ellas aro-
mas a los que no consigo identificar, repollo, carne,
viejos olores, alacenas y despensas vacías.
He entrado en la metafísica del hambre, para
calmar las acuciantes mordeduras de mis órganos
he comido papel, he roído madera, mascado tabaco
y saboreado la cal áspera y porosa. Pero ahora he tras-
cendido esas fronteras físicas que el cuerpo me im-
ponía, y he logrado sensaciones de plenitud y de
hastío, recordando los sabores, oliendo los aromas
que han penetrado estas paredes. Rememoro los ri-
tuales de la comida, los ceremoniales en los que la
abuela oficiaba de supremo sacerdote. La transmu-
tación del pan y del vino, la transformación casi al-
quimista de unos sabores en otros. Líquidos guarda-
dos en botellones con etiquetas desvaídas, hierbas
polvorientas, tomillo, laureles. Las recetas se trans-
mitían de generación en generación, de hija mujer
a hija mujer, manteniendo esos misterios de los que
Los hombres eran excluidos, concebir hijos, nacerlos,
Alimentarlos.
Ahora eso es territorio de sueños, la abuela, la
Casa, esa memoria extraña y minuciosa. Los sueños,
esa tierra de nadie, inexplorada, llena de peligros y
sorpresas. A veces creo ser parte de un sueño que
alguien sueña, y de que mi existencia, mi búsqueda,
dependen de que no se despierte. Si despertara, me
apagaría como una vela .
Quizá sea esa la causa de que no encuentre ni
salida ni ventana, ya que no hay laberinto más con-
fuso que el del sueño. O acaso este edificio es lo
único real, y fuera de él no hay más que vacío, o
acaso yo mismo he construido este lugar, y sigo a mi
propia sombra, borrando mis propias huellas, sin re-
cordar haber planeado este edificio sin puertas ni
ventanas.

Ana Luisa Valdés

* He transcripto el Laberinto de La Guerra de los Albatros de un texto que tengo
de mis cursos de literatura fantástica dadas en la Universidad por la escritora Sylvia Lago, pido disculpas por los errores que haya, no he encontrado nada en la red de A.L Valdés.

(Ana Luisa Valdés nació en 1953 en Montevideo , Uruguay , el autor.

Valdés llegó a Suecia como refugiado en 1978 , después de una pena de prisión de cuatro años. Debutó en 1982 con el libro La Guerra de Albatros. Como parte de la colectiva Comunidad del Sur , trabajó con la editorial Nordan, que tradujo los escritores latinoamericanos en los escritores suecos y suecas al español y publicado libros para niños alternativos mujeres en varios idiomas.

Ha escrito varias colecciones de cuentos cortos, después de que Alicia, The Guardian, una colección de poemas, Palabras para ninguno y una novela, la casa de Julieta. La novela fue Tupilakspriset la 1994a

1995 publicó su libro, Mujeres @ Internet, un conducto para las humanidades en la selva digital. Junto con el historiador Peter Englund , ella escribió el libro Me encantan los juegos de video. 1987 la estableció como un escritor para el Daily News y ha escrito tanto para la parte cultural y la redacción de la información.

Ella se ha traducido en obras españolas de Karin Boye, de August Strindberg, Pleijel Agneta, Birgitta Stenberg, Zak Mónica y Lars Andersson y Gunilla Bergstrom y Lars Frick. Desde 2001 dirige la red de Ecuador , junto a la artista Cecilia Parsberg . En colaboración con el Museo de Fotografía en Umeå, que dirige el proyecto, una cruzada , una plataforma de debate sobre el cristianismo y el Islam.)

miércoles, 5 de diciembre de 2012

DESPEDIDA

"Te digo adiós si acaso te quiero todavía
Quizas no he de olvidarte... Pero te digo adiós..."

 José Angel Buesa




Adiós, adiós, adiós...oh cómo hiere
la palabra, en la estación que grita.
Enlutadas de penas infinitas,
dos almas,bajo la tarde que muere.

La gente ahoga con sus voces crueles,
Tan sólos! nadie nos mira siquiera
romper en las horas nuestra quimera;
mientras lloran los oxidados rieles

temblamos ya de amor y de congoja.
Los altavoces el destino nombra
pero a Dios cambiarlo hoy no se le antoja...

Perdí mi vida en tu vida mi bien;
solo en los andenes como una sombra
veo algo que es mío y se lo lleva el tren...

Julio Lazza


lunes, 12 de noviembre de 2012

UN PARTIDO DE FUTBOL


Nervios, y gritos desde los asientos.
En cada extremo hay dos colores,
se enfrentan sin piedad los jugadores
y corren en la cancha como el viento....

Ganar sobre todo es el juramento,
el triunfo se lo llevan los mejores.
Sudor, lucha... en el campo son fervores...
y en la hinchada están los sentimientos!

En cada drible la suerte esta echada
y el jugador se juega todo o nada.
La adrenalina mueve la pelota....

Se cruzan las miradas como lanzas
mientras el tiempo inclina la balanza:
habrá un triunfo o quizá una derrota!!!

Julio Lazza